Fondo privado MaxamCorp Holding, S.L.

Fondo privado MaxamCorp Holding, S.L.

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El fondo fotográfico de MaxamCorp Holding S.L. está compuesto por un total de 117 fotografías pertenecientes al fondo fotográfico de la empresa. Estas fotografías han sido cedidas para su digitalización, descripción y difusión al Ayuntamiento de Galdakao.

Además, el Ayuntamiento cuenta con otras 44 fotografías cedidas para su difusión por: Antonio Zabala, Amado Bilbao, Begoña Altuna, Eduardo Madina, Enrique Bidar, Euskal Museoa, Juanma Yurrebaso y Mari Sierra.

La historia de MaxamCorp Holding S.L. comienza con el inventor sueco de la dinamita, Alfred Nobel. En 1872 fundó la Sociedad Anónima Española de la Pólvora Dinamítica -Privilegio de A.Nobel - (SED) en Bilbao, con el propósito de ofrecer soluciones para la minería y la obra civil. Acceso a la publicación de la constitución de la sociedad y sus estatutos en la Gazeta de Madrid del 7 de septiembre del año 1872, página 9 (https://www.boe.es/diario_gazeta/comun/pdf.php?p=1872/09/07/pdfs/GMD-1872-251.pdf).

En 1896, la Sociedad Anónima Española de la Pólvora Dinamita se fusionó con otros siete fabricantes de dinamita, lo que dio lugar a la creación de la Unión Española de Explosivos (UEE). En este contexto, se inició una colaboración con la Marina Española, lo que permitió el establecimiento de la línea de negocio de Defensa y Seguridad en 1911.

A lo largo de los años 70, se produjo una fusión temporal con la Compañía Española de Minas Riotinto, dando lugar a la formación de la Unión Explosivos Riotinto (ERT), que se convirtió en la mayor empresa química de España, con treinta filiales, un volumen consolidado de ventas de 15.000 millones de pesetas, un capital social de 2.600 millones de pesetas y una plantilla compuesta por 9.114 trabajadores directos y 5.000 empleados en las filiales.

Durante las dos décadas siguientes, el grupo ERT llevó a cabo una expansión que consolidó su posición hegemónica en los sectores armamentístico y químico. La crisis de la industria española en los 80 afectó negativamente al grupo empresarial, comprometiendo su futuro y la disolución de la fusión en 1994.

A partir de ese momento, la Unión Española de Explosivos (UEE) comenzó un proceso de reestructuración, asociándose con empresas internacionales. Para 2005, la compañía operaba en más de 20 países, con una red de más de 50 empresas operativas. La empresa se organizó en cinco divisiones: Explosivos; Sistemas de Iniciación, a través de las filiales UEB, Ensign Bickford y Sistemas de Iniciación; Cartuchería Deportiva; Nitroquímica; y Defensa, a través de la filial EXPAL. En 2006, un grupo de ejecutivos de la compañía, junto con Inversiones Ibersuizas y Vista Desarrollo SL, adquirió el 57,5 % del capital de UEE, momento en el que se procedió al cambio de denominación social a MAXAM.

Actualmente, MAXAM tiene 100 filiales en más de 40 países y opera en más de 100 países.

En 1879, la Sociedad Anónima Española de la Pólvora Dinamítica - Privilegio de A. Nobel (SED) solicitó la autorización para la construcción de una nueva fábrica en la cuenca del río Ibaizabal, específicamente en el barrio de Zuazo, en Galdakao.

Para ello, se adquirieron terrenos comunales en el monte Pagatza. La fábrica se erigió junto a la línea del Ferrocarril Central de Vizcaya, que conectaba Bilbao con Durango. La dinamita producida sería transportada por ferrocarril hasta la estación de Atxuri en Bilbao, desde donde se enviaría por gabarras hasta el muelle de Zorroza. La inauguración de la planta de Zuazo llevó consigo una reforma de los Estatutos y un cambio en la denominación social, que pasó a denominarse Sociedad Anónima Española de la Dinamita (Privilegios A. Nobel) y de Productos Químicos. Con la puesta en marcha de las nuevas instalaciones, comenzó la producción íntegra de dinamitas, consolidándose como una de las primeras empresas químicas de España.

En 1878, comenzó la fabricación de dinamita-goma, y en 1890 se incorporó la producción de pólvora sin humo, conocida también como balística. Las ventas de dinamita pasaron de las cinco toneladas en 1872 a las 1.036 toneladas en 1883.

Antes de finalizar el siglo XIX, se añadieron nuevas instalaciones en Zuazo, específicamente en Guturribai (Galdakao), dedicadas a la fabricación de nitrocelulosa, y una pequeña planta en Elorrieta (Bilbao), dedicada a la producción de ácidos.

En 1911, la gama de productos se amplió con la fabricación de pólvora de guerra. Al año siguiente, se incorporaron el fulminato de mercurio y las cargas de detonadores. La nitramida, que surgió durante la Primera Guerra Mundial, abrió un mercado fundamental para los países europeos implicados en el conflicto. A lo largo de su historia, la empresa se ha especializado en la fabricación de productos para armamento, materiales para obra civil y cartuchería de caza.

La plantilla inicial estaba compuesta por setenta trabajadores, tanto hombres como mujeres, provenientes de Galdakao, Zamudio, Lezama, Gamiz-Fika y Larrabetzu. A lo largo del tiempo, se incorporaron más empleados, incluyendo trabajadoras y trabajadores de diferentes regiones de España, como Huelva y Asturias, donde se habían cerrado fábricas.

La incorporación de las mujeres

Desde sus primeros años, las mujeres desempeñaron un papel crucial en la plantilla, encargándose inicialmente del encartuchado de la dinamita, lo que les valió el apodo popular de «Las Dinamiteras». Las trabajadoras de Galdakao fueron pioneras en la incorporación femenina al mundo industrial en España, junto con el sector textil en Cataluña.

Desempeñaron diversas tareas dentro de la empresa, como el trabajo en detonadores, cartuchería, pistones, pólvora, campo y galería de tiro, laboratorio, administración, oficina y cocina, entre otros. También realizaban funciones como el tamizado de explosivos y el arrastre de vagonetas. Muchos de estos puestos requerían una gran destreza manual, en la cual destacaban, realizando tareas delicadas, rápidas y minuciosas, como la engarzadura de cerillas y cables en los detonadores con gran precisión.

La colonia obrera

A finales del siglo XIX, en torno a la fábrica de explosivos de Zuazo, se formaron lo que hoy se conoce como colonias obreras. Estas pequeñas comunidades casi autónomas surgieron para resolver el problema habitacional de la población trabajadora y reflejaron la expansión económica de principios del siglo XX. El aumento del personal llevó a la creación de una colonia en Zuazo, que incluía casas, una capilla y los lugares de trabajo.

En 1912, la empresa fundó una oficina de cuestiones sociales y, ese mismo año, se estableció una sociedad cooperativa, un economato de gestión autónoma que ofrecía a los empleados productos alimenticios y otros artículos de consumo a precios más bajos que los del mercado. Se inauguró un centro recreativo y una capilla dedicada a Santa Bárbara, patrona de los trabajadores de explosivos.

También se fundó el Club de Fútbol, con un equipo de fútbol local, que adoptó el nombre de «Nitroglicerina». Junto a esta iniciativa partieron nuevas que dieron paso a la creación de asociaciones como el Club Alpino Ganguren, el Club de Atletismo o la Sociedad Micológica entre otras.

En 1918, la empresa construyó colegios para los hijos e hijas de los empleados, que fueron gestionados por las Hermanas de la Caridad y los Hermanos Maristas. En la década del año 1960, debido a la necesidad de mano de obra, se creó la Escuela de Formación profesional de UEE.

Desde 1887, el barrio también contó con una banda de música, formada por miembros de la plantilla, este hecho fue germen del asociacionismo posterior.

Con el tiempo, se creó un coro femenino que actuaba en diversas ocasiones, incluida la festividad de Santa Bárbara. Además, se habilitó un local para representaciones teatrales y zarzuelas, organizadas por grupos artísticos patrocinado por la fábrica.

Las viviendas de la colonia alojaban tanto a los trabajadores de la empresa como a los cargos técnicos.

A las primeras barracas que albergaban a los obreros les siguieron casas de estilo burgués. No solo en Zuazo, sino también en otras zonas de Galdakao como Tximelarre, Arkotxa e Ibarluze, se construyeron viviendas para la población obrera.Hoy en día, parte de la colonia sigue en pie, aunque algunos edificios han sido reconvertidos para otros usos. Sin embargo, el barrio mantiene su carácter y singularidad, con un estilo neovasco inspirado en la estética de los caseríos.